¿Conoces el Canto de la Sibila y por qué es Patrimonio de la Humanidad?

• por Ana Belén Moreno

El Canto de la Sibila es un drama litúrgico y un canto gregoriano cuya letra comprende una profecía que describe el Apocalipsis. Se representa en las iglesias de Mallorca (y en algunas catalanas) en la noche del 24 de diciembre, durante la Misa del Gallo, casi desde la época medieval.

Fue declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco el 16 de noviembre de 2010. ¿Quieres saber más? Pues no dudes en seguir leyendo.

¿Qué es el Canto de la Sibila?

Como ya hemos indicado, el Canto de la Sibila es una melodía gregoriana que anuncia el Juicio Final en la celebración del nacimiento del hijo de Dios. Se interpreta la noche del 24 de diciembre en las iglesias de toda Mallorca.

Fue introducido en la isla tras la conquista de Jaime I y es probablemente la tradición navideña más antigua de Mallorca. Lo suele cantar un niño o una niña acompañado por dos o más monaguillos.

Se canta sin instrumentos, exceptuando los preludios entre cada verso. Y aunque originalmente se cantaba en latín, hay relatos de las primeras versiones catalanas después del siglo XIII.

Las versiones del canto interpretadas en la isla varían poco de sus raíces gregorianas. Durante el canto, los niños caminan por la iglesia hacia el coro y el cantante lleva una espada sostenida en posición vertical. Mientras, los monaguillos portan velas. Al final del canto, se dibuja una cruz en el aire con la espada.

Origen del Canto de la Sibila

El autor del Canto de la Sibila es desconocido. Se registró primero como un poema acróstico en griego y luego se tradujo al latín. Apareció de nuevo en el siglo X en diferentes lugares de Cataluña, Italia, Castilla y Francia. Más tarde, se leyó en los maitines de Navidad y se interpretó como parte integral de la liturgia.

Este canto se cantaba originalmente en latín y bajo el nombre de Judicii Signum, pero a partir del siglo XIII se encuentran versiones en catalán. Estas primeras versiones catalanas no se tradujeron directamente del latín. En su lugar, todas provienen de una adaptación anterior en provenzal, lo que prueba la enorme popularidad que este canto debió tener en el pasado.

La transmisión oral ha hecho que los diversos textos antiguos en lengua vernácula sufrieran algunas modificaciones a lo largo del tiempo, lo que ha dado lugar a una gran diversidad de versiones.

El Canto de la Sibila desapareció en casi toda Europa después de que el Concilio de Trento (celebrado entre 1545 y 1563) prohibiera su representación. Sin embargo, se restauró en Mallorca en 1575.

La Sibila hoy en día

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es fachada-catedral-mallorca.jpg

La figura de la Sibila representa a los adivinos cuyos libros proféticos fueron consultados en el mundo antiguo para conocer el futuro. El cristianismo adoptó esta figura y la incorporó como otro elemento de la liturgia de Navidad.

Originalmente, este canto lo interpretaba un presbítero. Esta figura fue reemplazada más tarde por un niño, aunque se supone que la canción la tenía que cantar una mujer Sibila (profetisa).

Hoy en día, en la mayoría de los templos en los que se interpreta este canto, todavía lo canta un niño, aunque en algunos casos lo interpreta una niña o una mujer. El cantante saluda al crucifijo, se da la vuelta y comienza la canción a capela. En algunas iglesias, se introduce la música de órgano entre un verso y el siguiente.

El traje que llevan los cantantes suele ser una túnica blanca o de color con una capa. El cantante sostiene una espada y, una vez terminado el canto, dibuja una cruz en el aire con ella.

Cada Nochebuena, el Canto de la Sibila despierta a prácticamente todos los municipios de Mallorca, y es uno de los maitines tradicionales más concurridos que se celebran en el Santuario de Santa María de Lluc y en la catedral de Palma.

Este canto es aclamado como uno de los fenómenos más singulares e importantes de la reciente historia mallorquina. Por ello, no es de extrañar que haya sido declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2010.