De excursión a la ciudad santa de Kairuán en Túnez

• por Elena Sanz

La ciudad santa de Kairuán se encuentra en Túnez, a solo 160 kilómetros al sur de la capital. Fundada hacia el año 670, sus calles, edificios y monumentos guardan siglos de historia y su riqueza patrimonial es tal que la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988.

Kairuán fue fundada por conquistadores árabes como una localización militar. No obstante, con el tiempo, la ciudad alcanzó un gran auge, convirtiéndose en una de las metrópolis más importantes de la región.

Su faceta religiosa es, sin duda, lo más reseñable, ya que se trata de la primera ciudad santa del Magreb y la cuarta del islam. En Kairuán hay numerosas mezquitas y enclaves religiosos; a tal punto que, durante años, el acceso a la ciudad estuvo prohibido para los no musulmanes. Afortunadamente esto ha cambiado y hoy en día todo el mundo tiene la oportunidad de visitar esta acogedora y encantadora ciudad.

¿Qué ver en la ciudad santa de Kairuán?

La Medina

La Medina es el barrio antiguo de la ciudad musulmana, conformado por un intrincado entramado de callejuelas. Casas blancas con puertas y ventanas pintadas de azul celeste, cafeterías y tiendas de souvenirs dan la bienvenida al visitante. La afluencia de turistas no es excesiva, por lo que se puede disfrutar del sosegado estilo de vida de la ciudad.

La Medina se halla rodeada por las antiguas murallas medievales. Su monumental Puerta de los Mártires, de estilo bizantino, da acceso al casco antiguo desde la ciudad nueva.

El zoco

Dentro de la Medina, el zoco es una visita imprescindible. Numerosos puestos exhiben los más diversos productos realizados por artesanos locales. Desde alfombras a cerámicas, pasando por joyas o tapices, cada objeto te parecerá ideal para adquirir como recuerdo de tu visita a Kairuán. Pasear por el zoco y sumergirte en el bullicio, los colores vibrantes y los aromas especiados que impregnan la atmósfera será toda una experiencia.

La Gran Mezquita de Kairuán

Como ya hemos comentado, la ciudad está repleta de enclaves religiosos. Entre todos ellos, destaca la Gran Mezquita de Kairuán. Se erigió hacia el año 670 y fue la primera construida en la región. No obstante, fue casi completamente destruida, por lo que gran parte de lo que hoy en día podemos observar data del siglo IX.

De la mezquita y su arquitectura árabe sobresalen los cientos de columnas que salpican la sala de oraciones, así como su maravilloso patio interior. Llama la atención el aspecto de fortaleza que presenta la mezquita y su particular minarete, al que podrás acceder para disfrutar de unas magníficas vistas.

El Mausoleo del Barbero

El Mausoleo del Barbero es otro de los templos más importantes y representativos de Kairuán. Se construyó en el siglo VII y se amplió en el XVII. En él se encuentra la tumba de Sidi Sahab, discípulo de Mahoma y mecenas de la ciudad.

El complejo arquitectónico presenta, además del mausoleo, varios patios porticados dignos de admirar. Lo más representativo de la mezquita son los llamativos azulejos policromados que decoran sus paredes. ¡No te la puedes perder!

Otros lugares curiosos que debes visitar en la ciudad santa de Kairuán

Kairuán no es una ciudad muy extensa y, por ello, puede visitarse en un día. Sin embargo, en ella existen algunos puntos interesantes que debes conocer:

  • Bir Barouta: este edificio del siglo XVII alberga en su interior un profundo pozo que servía para abastecer a la población. Hoy en día, numerosos visitantes acuden a beber de esta agua y a contemplar al camello que bombea el pozo.
  • Cisternas de los Aglabíes: a las afueras de la ciudad se encuentra un complejo hidráulico conformado por un sistema de tanques de agua que dota a la ciudad desde hace años. Es excepcional si tenemos en cuenta que data del siglo IX.
  • La Kasbah: ha sido restaurada y reconvertida en un encantador hotel de estilo árabe.

En suma, Kairuán no es solo una ciudad santa, sino también una de las más encantadoras y relevantes de la zona del Magreb. Por su patrimonio histórico, cultural y religioso merece la pena visitarla al menos una vez en la vida.