El chocolate belga: ¿por qué es único?

• por Elena Sanz

Bélgica es, sin duda, un país chocolatero. En todo el mundo, es reconocida y apreciada la calidad de sus dulces creaciones; y sus habitantes se enorgullecen y cuidan esta extensa tradición. Pero, ¿qué hace tan especial al chocolate belga?

Quien haya tenido la oportunidad de degustarlo habrá podido descubrir el porqué de esa merecida fama internacional. Pero este exquisito resultado no es azaroso, sino que viene de la confluencia de varios factores que te contamos a continuación.

¿Por qué el chocolate belga es tan especial?

Tradición

El chocolate llegó a Europa de Mesoamérica a partir de la conquista del Nuevo Mundo. En Bélgica, este adquiere popularidad de la mano de Jean Neuhaus, quien, en 1587, establece su confitería en las prestigiosas Galerías Reales Saint Hubert, donde aún continúa. Con este negocio familiar se inicia una tradición chocolatera en el país que ha perdurado hasta nuestros días.

En el país belga se encuentran los mejores maestros chocolateros y sus habitantes aprecian y disfrutan de este dulce manjar como nadie. Por ello, los esfuerzos por obtener productos de calidad equilibran las últimas innovaciones con la base de la elaboración artesanal.

Ingredientes

El chocolate belga se elabora con granos de cacao seleccionados de alta calidad. Además, el contenido de cacao es más alto que en otros productos internacionales.

Es necesario recalcar que en la producción del mismo se evita la introducción de otro tipo de ingredientes como las grasas vegetales. De este modo, se emplea 100% manteca de cacao, proporcionando una gran pureza.

Por otro lado, si algo caracteriza al chocolate belga, es su textura final suave y delicada. Esto se logra debido a que el chocolate se muele mucho más fino, estando refinado a aproximadamente 12-15 micras.

Un código que lo ampara (Código del Chocolate Belga)

Alrededor del 90% de los productores de chocolate en el país belga se encuentra adheridos a este código que regula las normas y estándares de calidad que han de seguirse.

El intento por regular la composición de este afamado chocolate comenzó ya en 1894, cuando se determinó que los productos debían contener al menos un 35% de cacao puro.

Tras varios intentos, en el año 2007 se introducen los criterios que hoy deben seguirse para obtener la denominación de chocolate belga. Estos consisten básicamente en que la refinación, la mezcla y el conchado del chocolate deben realizarse en territorio belga.

Variedad

En Bélgica, se encuentran algunos de los mayores productores de chocolate del mundo como Callebaut o Belcolade. Pero lo más característico del país es que, más allá de grandes productores y multinacionales, hay numerosas medianas empresas y pequeños negocios que sobreviven, proliferan y conviven entre sí enriqueciendo este mercado.

Se estima que en el país hay más de 500 maestros chocolateros y unas 2.000 chocolaterías repartidas por todo el territorio. Por lo mismo, hay opciones para todos los gustos y bolsillos.

Godiva es la marca belga de chocolate más cara, pero también una de las más antiguas y exquisitas. Si buscas algo más asequible, Leonidas ofrece chocolates artesanos de gran calidad dirigidos a un público de nivel adquisitivo medio. (Diazepam)

Otras grandes marcas como la histórica Neuhaus, la sofisticada Bruyerre y la ecológica Belvas aseguran productos de magnífico sabor para consumidores de todo tipo.

Las múltiples creaciones del chocolate belga

Más allá de la extensa variedad de marcas y productores que ofertan el magnífico chocolate belga, es importante recalcar la creatividad de los diseños y combinaciones que se elaboran a partir del mismo.

Además del clásico praliné (una pieza de chocolate con diversos y apetitosos rellenos) surgido en el país belga, encontramos una amplia y variada oferta. Desde las composiciones y sabores más clásicos hasta las innovaciones más exóticas y atrevidas. Trufas, bombones, chocolatinas… cientos de formas, tamaños y sabores que te harán sentir en el paraíso.

Además, no te será necesario viajar hasta Bélgica para poder degustar estos dulces manjares. Afortunadamente, alrededor de dos tercios de la producción de chocolate belga se dedica a la exportación a distintos países. Por lo mismo, te será sencillo concederle este lujo a tu paladar sin moverte de tu casa. ¿Ya los has probado?