Lo mejor de Gaudí en Barcelona

• por Edith Sánchez

Hablar de Barcelona es hablar de Gaudí y viceversa. El famoso arquitecto es inseparable de la ciudad en donde desplegó al máximo su creatividad. (https://modtreks.com) Por eso, la Ciudad Condal es, en gran medida, una obra de arte por sí misma. Se lo debe principalmente a los arquitectos y urbanistas que han hecho de ella un auténtico homenaje a la estética.

La obra de Gaudí es única e inconfundible. Es mirar una de sus construcciones y saber al instante que es de él, porque la sensibilidad y el amor por la luz que puso en cada una de sus edificaciones no tiene comparación. Se puede decir que Gaudí solo se parece a sí mismo.

Uno de los mejores planes durante
una visita a Barcelona es dedicarle tiempo a apreciar la singular arquitectura
modernista de la ciudad y, en especial, la obra de Gaudí. En total hay 14
construcciones, varias de las cuales son Patrimonio de la Humanidad.

Para admirar todos estos portentos, lo primero que haremos será un recorrido virtual por el Paseo de Gracia, epicentro del modernismo. Allí se pueden admirar varias de las más importantes obras de Gaudí. Luego visitaremos el Parque Güell, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Finalizaremos en el templo de la Sagrada Familia, el monumento más emblemático de Barcelona.

Las
obras de Gaudí y el Paseo de Gracia

El Paseo de Gracia es la avenida más famosa de toda Barcelona, e incluso de Cataluña. Allí están ubicadas las obras de varios de los más importantes arquitectos que han dejado huella en esta ciudad. Hay unas cuantas obras de Gaudí, que vale la pena admirar, como la Casa Batlló.

Batlló, junto con la Casa Amatller, de Josep Puig i Cadafalch, y la Casa Lleó i Morera, de Lluís Domènech i Montaner, conforman la famosa Manzana de la discordia en Barcelona. Se llama así porque agrupa tres estilos diferentes.

No muy lejos de allí podremos apreciar la Casa Milà, más conocida por todos como La Pedrera. En este edificio parece como si Gaudí hubiese convertido la piedra en plastilina. Las formas sinuosas y la textura de su fachada muestran la plenitud artística del genio de la arquitectura.

El
Parque Güell

El Parque Güell es una construcción de ensueño que está ubicada en la parte alta de Barcelona, en el Monte Carmelo. Se trata de una obra que expone las mayores virtudes de la arquitectura de Gaudí. En especial, muestra uno de los principios de su arquitectura: imitar la naturaleza.

El Parque Güell puede definirse como un enorme jardín lleno de detalles que muestran un juego entre lo imaginario y lo concreto. En principio iba a ser un conjunto residencial de lujo, pero finalmente se consolidó como un parque. Tiene 17 hectáreas y fue inaugurado en 1922.

Está lleno de elementos coloridos con formas singulares. Ejemplo de ello es la famosa escalera en forma de salamandra y las dos casitas que están a la entrada del parque: parecen sacadas de un cuento de hadas. Luz, color y encanto es lo que reina en este lugar.

La
Sagrada Familia, emblema de Gaudí y de Barcelona

Los encantos de la Sagrada Familia son innumerables. Este fabuloso monumento está lleno de detalles sugestivos que maravillan hasta a los más indiferentes. Es la obra más conocida de Barcelona y una de las más interesantes del mundo entero.

Uno de los datos curiosos en torno a este monumento es que quien comenzó su construcción no fue Antoni Gaudí. La obra se inició en 1882 y en principio era de estilo neogótico. Un año después se le encargó la edificación a Gaudí y este la replanteó por completo, impregnándola de sus particulares conceptos.

El plan completo incluía 18 torres, de las cuales Gaudí solo vio concluida la primera. Todo lo demás se ha construido tras su muerte y aún no se ha terminado. Esta basílica es un templo expiatorio y esto quiere decir que su construcción se financia a partir de donaciones. Por lo mismo, no se conoce la fecha exacta de su finalización, aunque se estima que podría tener lugar en 2030.

El templo es exuberante e innovador. Tiene tres fachadas y cada una de ellas está profusamente decorada con símbolos religiosos. Las torres son poesía pura y desde algunas de ellas se puede contemplar la ciudad de Barcelona. En el interior hay un collage de luz, gracias a las vidrieras, que cautiva y estremece.