Praga, una de las ciudades más bellas de Europa

• por Antonella Grandinetti

Al hablar de las ciudades más bellas de Europa, muchas personas mencionan a Praga en primer lugar… o al menos la incluyen en el podio. Sin lugar a dudas, es una ciudad vibrante que conquista al turista con su magnetismo y su halo de misterio.

Si estás planeando visitar la capital de la República Checa, coge papel y bolígrafo, y toma nota de esos sitios que no puedes dejar de recorrer. Te lo avisamos: lleva la cámara llena de batería porque no pararás de hacer fotografías.

¿Qué ver en Praga?

Praga es una de las grandes joyas de Europa. Su impacto en quienes la vistan es tal que algunos turistas se han atrevido a señalar que es una de las ciudades más bonitas del mundo.

Al caminar por sus callejuelas, sentirás que te transportas en el tiempo y no podrás evitar sentirte embargado por una emoción casi palpable. Praga genera emociones variadas, de todo menos indiferencia.

El Castillo de Praga

Esta espectacular construcción fortificada de la época medieval es el emblema máximo de Praga. De hecho, suele aparecer en todas las imágenes que hacen referencia a la ciudad e incluso a la República Checa.

Lo cierto es que no se trata de un único edificio, sino de una serie de edificios que se interconectan entre sí. Date una vuelta por la Catedral de San Vito, donde fueron coronados los Reyes de Bohemia, se encuentra la tumba de Wenceslao IV y, también, las joyas de la corona, y por supuesto realiza el tour por el Antiguo Palacio Real. La belleza de sus interiores te robará el corazón.

Además, bien merece la pena recorrer el Callejón del Oro, una callejuela ocupada por casas de colores. En la número 22 vivió Franz Kafka entre 1916 y 1917.

La Torre de la Pólvora

Uno de los principales puntos de interés de la ciudad es esta torre de estilo gótico que alberga una exposición sobre la época medieval. Además, desde su cima tendrás unas vistas panorámicas que quitan la respiración.

Plaza de la Ciudad Vieja

La plaza central suele ser el corazón de toda ciudad y Praga no es la excepción a esta regla. Sobre esta plaza, encontrarás la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, una construcción gótica del siglo XIV con altísimas torres de más de 80 metros; el Ayuntamiento con su espectacular reloj astronómico y su torre gótica; y la Iglesia de San Nicolás, obra barroca del arquitecto checo Kilián Dientzenhofer.

Clementinum

El otro gran complejo histórico de la ciudad es el Clementinum, la antigua sede de la universidad y el colegio jesuita. Inaugurado en 1232 como monasterio e iglesia, en la actualidad alberga en su interior la Biblioteca Nacional.

Si lo visitas, recorrerás la Capilla de los Espejos, una capilla llamativa porque está, como su nombre lo indica, recubierta totalmente de espejos; la Biblioteca Barroca con sus miles de libros y la Torre Astronómica, con sus 68 metros de altura desde los cuales se puede contemplar el casco histórico en una vista de 360º.

Lesser Quarter

Empápate del espíritu bohemio al recorrer las calles de uno de los pocos espacios de la ciudad que no fueron bombardeados y destruidos durante la Segunda Guerra Mundial.

El Barrio Judío de Praga

En pleno Josefov, podrás contemplar la que se considera la sinagoga más antigua de todo el continente. Pero eso no es todo: muy cerca de ella se alza la Sinagoga Española, la más nueva de la ciudad.

Por otra parte, te recomendamos acércate a la casa donde nació el escritor Franz Kafka, famoso por su libro La metamorfosis. Asimismo, sus restos descansan en el cementerio de este barrio.

Una noche en la ópera

El edificio de la Ópera Estatal de Praga data del año 1888 y fue remodelado durante el pasado siglo, aunque se han mantenido varios elementos tradicionales como el terciopelo rojo y los estucos dorados.

Como no es posible visitar la ópera por el simple placer de conocer la construcción, te recomendamos comprar una entrada y dejarte embargar por la emoción al ver alguna de sus representaciones.

El Puente de Carlos

A pesar de ser peatonal, el Puente de Carlos tiene más de 500 metros de largo y 10 de ancho. Esto se debe a que en el pasado estaba destinado a los carruajes.

Los historiadores señalan que su construcción se inició en 1357 para sustituir el puente anterior, derrumbado por una inundación. Al pasear por el mismo, seguramente te llamen la atención las estatuas que le rodean. Estas son copias de las originales que se encuentran en el Museo Nacional de Praga.

¿Una curiosidad? Verás a muchos turistas colocando su mano sobre la representación del martirio presente al pie de la estatua de San Juan Nepomuceno. Cuenta la leyenda que se le concederá un deseo a todo aquel que haga esto. ¿Lo vas a probar?

Dale a Praga una oportunidad de robarte el corazón. Déjate llevar y conoce una de las ciudades más bellas de Europa. ¡No te defraudará!