Viena es una ciudad maravillosa, imperial y elegante. Pasear por sus calles es un verdadero placer para cualquier persona amante de la belleza arquitectónica. Su postre más emblemático, la Tarta Sacher, recoge estas mismas características: distinción y atractivo se entremezclan con tradición y sabor.
Si alguna vez has tenido el gusto de degustar una Tarta Sacher bien elaborada, no habrás podido resistirte a ese potente sabor a chocolate que inunda la boca. Es difícil comer este bizcocho y no cerrar los ojos al sentirse inundado por su cremosidad. Descubre todo sobre este postre a continuación.
La historia de la Tarta Sacher
La Tarta Sacher es un pastel de chocolate tradicional austríaco que hace las delicias de todo aquel que lo prueba. De hecho, si visitas Viena, no puedes dejar de probarlo.
Este delicioso pastel fue creado por Franz Sacher, de quien tomó su nombre, en el año 1832. En ese entonces, Sacher era un aprendiz de repostería en búsqueda de un postre capaz de sorprender a los invitados del príncipe Klemens Wenzel von Metternich cuando su jefe cayó enfermo y, por tanto, era incapaz de cocinar.
Franz Sacher comenzó a combinar elementos hasta dar con una receta que, sin él saberlo, pasaría a la historia. Era el nacimiento de la Tarta Sacher, un pastel sabroso como pocos y, de hecho, difícil de reproducir. ¿Por qué? Pues porque la receta original es un secreto bien guardado que solo pocos conocen. De hecho, la misma ha suscitado, incluso, litigios en la Corte.
¿Cómo es la Tarta Sacher?
Esta tarta se presenta como un verdadero sueño para cualquier amante del chocolate. Ni bien verla, se te hará agua la boca. Su color es oscuro e intenso, sinónimo de un alto contenido de chocolate, y en su interior guarda una grata sorpresa: una delicada mermelada de albaricoque. ¿Te la puedes imaginar?
Básicamente, la Tarta Sacher se compone de un bizcocho de chocolate denso que se rellena con una capa de mermelada de albaricoque. Después se cubre con un delicado glaseado que le brinda untuosidad y ese aspecto tan típico y apetitoso.
Descubre los secretos para prepararla
Si bien la receta original está celosamente custodiada en el Hotel Sacher de Viena, lugar que debes visitar si deseas degustarla, existen recetas similares que permiten disfrutar de este delicioso postre. Si lo quieres preparar en casa, debes tener en cuenta lo siguiente:
- Utiliza un chocolate de calidad con un mínimo de 70% de cacao.
- Escoge una buena mermelada de albaricoque.
- Presta atención a la textura: el bizcocho debe ser firme, con una miga esponjosa pero compacta.
En cuanto al glaseado, algunos reposteros utilizan un ganache de chocolate, mientras que otros sostienen que lo mejor es crear un glaseado a base de almíbar y chocolate amargo. ¿Cuál es la versión original? Nadie lo sabe a ciencia cierta.
Una receta de Tarta Sacher
Como ya te comentamos, hay tantas recetas como personas han intentado descifrarla, pero solo una es la auténtica, tradicional y original. En líneas generales, esta riquísima tarta se prepara con huevos, harina, azúcar glas, mantequilla pomada, esencia de vainilla, azúcar, chocolate semiamargo de calidad y mermelada de albaricoque.
El primer paso es separar los huevos de las claras. Estas últimas se montan a punto medio y luego se incorpora el azúcar para batirlas hasta punto nieve. Se incorpora más azúcar y se bate otra vez. El resultado final es un merengue firme.
Mientras tanto, se mezcla el chocolate fundido con la mantequilla pomada, una pizca de sal y las yemas. Posteriormente, se va incorporando lentamente el merengue a esta preparación. El secreto está en hacerlo de a poco y mezclando con movimientos envolventes cada vez. Finalmente, se agrega la harina, previamente tamizada.
La mezcla final se coloca en un molde enmantecado y cubierto con papel para hornear que se coloca en la nevera para que esté bien frío. Se hornea a 180 grados centígrados. El resultado es un bizcocho firme que se divide en dos. Se colocan capas de mermelada de albaricoque y, finalmente, se baña con un almíbar con chocolate.
Puedes probar a preparar la Tarta Sacher en casa. El resultado, seguramente, será para chuparse los dedos, aunque nunca sabremos cuál es ese ingrediente secreto que le da un carácter tan particular y difícil de reproducir. Si en algún momento visitas Austria, prueba la versión original y enamórate de ella.