Te invitamos a Tarragona

• por Elena Sanz

Tarragona recibe cada año más de cuatro millones de visitantes. Sin embargo, dada la gran riqueza histórica y cultural que alberga esta capital de provincia, podemos afirmar que se trata de un infravalorado destino turístico.

Y es que esta ciudad de la Costa Dorada, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, gozó de una enorme relevancia histórica. En la actualidad es posible contemplar a través de sus calles y edificios la conjunción de un pasado imperial con un presente moderno y cosmopolita.

Tarragona en la historia

Tarraco fue una importante ciudad romana. Fundada hacia el año 218 a.C., en un inicio constituyó un conveniente asentamiento militar gracias a su ventajosa posición geográfica.

Pasó a convertirse posteriormente en la primera capital romana importante en occidente. Llegó incluso a ser lugar de residencia del emperador Augusto durante varios años.

Tras un periodo de irrelevancia, Tarragona experimentó de nuevo un repunte hacia finales del siglo XII. Y estas son precisamente las dos épocas que marcan los principales atractivos de la ciudad en la actualidad.

¿Qué ver en tu visita a Tarragona?

Anfiteatro de Tarraco

La ciudad se encuentra repleta de ruinas romanas, herencia de su pasado glorioso. De entre este basto e impresionante patrimonio destacan algunas construcciones en muy buen estado de conservación que constituyen una visita obligada. Es el caso de este anfiteatro romano.

Construido a finales del siglo segundo, se halla junto al litoral y fue escenario de luchas o de espectáculos con fieras. Actualmente se conservan parte de las gradas que rodeaban la arena y el emplazamiento se sigue utilizando para diversos eventos.

En tu visita podrás contemplar también los restos de la Iglesia de Santa María del Miracle. Un templo edificado en el siglo XII sobre los restos de una anterior basílica que se construyó en el anfiteatro en honor a los mártires cristianos.

Circo romano y Torre del Pretorio

Siguiendo con la ruta de la Tarraco imperial es imprescindible visitar el circo romano. Aunque se cree que esta construcción superaba los 300 metros de ancho y los 100 de largo, en la actualidad solo pueden contemplarse algunos segmentos. Podrás observar parte de las gradas y varias galerías abovedadas que te conducirán hasta la Torre del Pretorio, otro importante atractivo turístico.

Se trata de una torre romana convertida durante la época medieval en una fortaleza y palacio de reyes. Desde su parte superior se puede disfrutar de unas magníficas vistas, y al bajar encontrarás la bonita Plaça del Rei, un lugar encantador para hacer un alto en el camino.

Murallas y Paseo Arqueológico

Este paseo de aproximadamente un kilómetro de longitud discurre a lo largo de la antigua muralla de Tarraco. Esta constituye la construcción romana más antigua de la península ibérica y, pese a ser levantada en el siglo II a.C., fue reforzada durante la época medieval para soportar los ataques con armas de la época.

Mientras recorres el paseo podrás contemplar jardines, esculturas, cañones y varias torres medievales como la Torre del Arzobispo o la Torre de Minerva.

Rambla Nova

La Rambla Nova es la avenida principal de la ciudad. Esta vía comercial y turística se ubica en el lugar que anteriormente ocupaba la muralla medieval que separaba la zona del puerto del casco histórico.

A lo largo de su extenso recorrido encontrarás una amplia oferta de tiendas, bares y terrazas, así como diversos monumentos y esculturas. Además, a través de ella podrás llegar al Balcón del Mediterráneo, un hermoso mirador desde el que contemplar las magníficas vistas del litoral.

Catedral de Tarragona

La Catedral de Tarragona se encuentra dedicada a Santa Tecla, patrona de la ciudad. Se erigió durante el siglo XII sobre un antiguo templo romano y en ella se puede apreciar la transición de estilos arquitectónicos desde el románico al gótico que hoy predomina.

Desde la Plaza de la Seu se puede contemplar la majestuosa fachada con arcadas ojivales y un imponente rosetón de 11 metros de diámetro. En su interior, destaca la Capilla de los Sastres, el Museo Diocesano (con sus más de 300 obras de arte) y el hermoso claustro, en el que aún se pueden apreciar algunos restos del antiguo templo romano.

Como ves, Tarragona es una ciudad rica y fascinante con mucho que ofrecer al turista. Camina por sus calles y sumérgete en su brillante pasado. Seguro que querrás volver.