Visitamos el imperdible museo cubano de la Revolución

• por Ana Belén Moreno

El mejor lugar para aprender sobre la historia de Cuba es el Museo de la Revolución. El museo relata la vida y los tiempos anteriores a dicha revolución, así como los acontecimientos que condujeron al exitoso levantamiento de Fidel Castro.

Pero eso no es todo lo que podrás conocer durante tu visita. El edificio también rezuma una interesante historia propia. La propiedad fue un palacio que albergó a algunos de los presidentes del país, incluido Batista. Una vez que Castro llegó al poder, lo convirtió en el museo que es hoy.

Si quieres conocer la perspectiva cubana de la revolución, así como apreciar la arquitectura del antiguo palacio, la visita al museo cubano de la Revolución no puede faltar en tu lista de planes.

Visita al museo cubano de la Revolución

El Museo de la Revolución está situado en el barrio de La Habana Vieja, en lo que fue el Palacio Presidencial de todos los presidentes cubanos desde Mario García Menocal hasta Fulgencio Batista. El edificio se convirtió en el Museo de la Revolución durante los años posteriores a la Revolución Cubana.

Los objetos expuestos en este museo te ayudarán a entender lo que pasaba por la mente de los combatientes de la revolución. Entre las reliquias más destacadas están los uniformes manchados de sangre de los caídos en el ataque al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba. También están los mapas que se utilizaron para navegar durante la guerra y los agujeros de bala de un intento de asesinato de Fulgencio Batista.

También hay zonas dedicadas al Che Guevara y a Castro, y frente al edificio está a la vista el tanque utilizado por Castro durante la invasión de Bahía de Cochinos.

Origen del Museo de la Revolución

La decisión de fundar un museo que contara la historia de la Revolución cubana llegó poco después de la victoria de 1959 contra la dictadura de Batista. Los horrores de la dictadura derrocada habían sido tan espantosos que decidieron recoger las pruebas y mostrarlas al mundo.

Tras pasar de un edificio a otro desde su fundación en diciembre de 1959, el museo encontró su sede definitiva en el antiguo Palacio Presidencial en 1974. El nuevo gobierno había emprendido este tipo de reutilización de edificios, convirtiendo cuarteles en escuelas primarias, e instalando guarderías para familias de clase trabajadora en mansiones expropiadas a los más ricos.

El Palacio Presidencial, que durante 40 años había servido como sede de la presidencia cubana, fue cedido para que fuera un museo.

Palacio Presidencial

El Palacio Presidencial fue diseñado por el arquitecto cubano Rodolfo Maruri y el arquitecto belga Paul Belau. El Palacio fue inaugurado en 1920 por el presidente Mario García Menocal. Siguió siendo el Palacio Presidencial hasta la Revolución cubana de 1959.

El edificio tiene elementos neoclásicos y fue decorado por los estudios Tiffany de Nueva York. Este edificio era la cara opulenta del país ante el mundo. El lugar donde los presidentes se reunían con visitantes importantes y donde los embajadores en Cuba presentaban sus credenciales.

En el primer piso se encontraba el despacho del presidente y el resto de las estancias más importantes del edificio: el Salón de los Espejos (una réplica del del Palacio de Versalles), el Salón Dorado (con paredes revestidas de mármol amarillo), una capilla y la oficina central del Consejo de ministros.

La residencia presidencial estaba en el segundo piso, y la fuerza encargada de la protección del presidente, en el último. La cúpula que remata el edificio está chapada con azulejos de colores que la hacen destacar aún más cuando el sol se refleja en ellos.

Exposiciones del museo

Las exposiciones de historia cubana del museo están dedicadas en gran parte al periodo de la guerra revolucionaria de los años 50 y a la historia del país posterior a 1959. También hay partes del museo dedicadas a la Cuba prerrevolucionaria, incluida la Guerra de la Independencia de 1895-1898 contra España, y una exposición en honor al presidente estadounidense Abraham Lincoln.

Los objetos que se conservan de la guerra contra Batista de 1953 a 1959 cuentan la historia de un régimen dictatorial que practicaba la tortura y el asesinato contra sus opositores, y que estaba equipado con armas, aviones y vehículos de última generación.

Desde las pinzas y los grilletes utilizados para arrancar las uñas de los detenidos, hasta los sopletes de gas utilizados para quemar sus espaldas como forma de tortura. Se trata de una colección muy gráfica y con muchos detalles.

Si quieres conocer más sobre la historia de Cuba, este museo es una visita imprescindible. ¡No te lo pierdas!